Escritores Hondureños


ü Introducción
El siguiente trabajo es un modelo de los grandes patriotas e intelectuales que tenemos en nuestro país Honduras como lo es “Froylan Turcios” con su famosísima obra El Vampiro. He aquí la gran novela modernista, con un toque de misterio. La obra tiene como escenario la ciudad de la Antigua, en la república de Guatemala, donde el autor pasó algunos años intensos. Fue escrita y publicada por primera vez durante el año de 1910.Su tema principal es la descripción del intenso amor surgido entre dos jóvenes de quince años, Rogerio y Luz , cuya final es una tragedia en la que intervienen, mas que la maldad de los hombres, los hados misteriosos.
Sin embargo, el relato de este romance juvenil es aprovechado por el autor para expresar opiniones profundas sobre la poesía, el amor, la muerte, la vida y muchos problemas más de lo que siempre inquietan al hombre.







    Lucila Gamero Moncada


 





(Danlí, Honduras, 12 de junio de 1873 - 1964) es una de las primeras mujeres escritoras hondureñas que alcanzan a producir una obra literaria, sólida y vanguardista, para la sociedad y las mujeres de su tiempo, en el género de novela.
El crítico y escritor Luis Mariñas Otero la llamó «la gran dama de las letras hondureñas».

Biografía
Primeros años
Lucila Gamero nació en la oriental ciudad de Danlí, en el departamento de El Paraíso, en la república de Honduras el 12 de junio de 1873, su padre era el doctor Manuel de Adalid Gamero Idíaquez1 y su madre Camila Moncada Lazo; su hermano mayor fue Manuel de Adalid Gamero Moncada -diferencia de un año-.2
Era una familia que, sin ser rica precisamente, pertenecía a la clase alta. “Tenían la idea de ser descendientes de españoles”, dice el escritor hondureño Juan Ramón Martínez. Es por ello que Lucila se comporta con la dignidad y prestigio que su familia pretendía tener.
Estudios
Fue entrenada como doctora y farmacéutica, y a pesar de habérsele prohibido estudiar en la universidad en Guatemala, realizó sus estudios en Honduras, donde obtuvo su diploma como Médica y Cirujana en 1924 en la UNAH por parte del Doctor Manuel G. Zúñiga, entonces decano de la facultad de medicina. En 1924 fue la directora del hospital de Danli y sirvió como consultora de salud también en Danli.


ü  Blanca Olmedo
Blanca Olmedo es una historia trágica, es la historia de una joven que lucha por ser feliz en contra de una adversidad que la acecha a cada paso y que al final no logra vencer. Blanca Olmedo es una muchacha ejemplar, bella e inteligente, cualidades que en vez de favorecerle le atraen enemigos que no cejan en su empeño por destruirla.

Las desgracias de Blanca Olmedo comienzan cuando el personaje Elodio Verdolaga se ofrece para llevar los asuntos legales de su Padre, don Carlos Olmedo. Verdolaga se pone de acuerdo con el demandante para perjudicar a don Carlos, haciéndole perder sus bienes, y también pretende aprovecharse de la desgracia económica de la familia para aprovecharse de Blanca. Don Carlos se da cuenta de la traición de Verdolaga y se lo comunica a su hija Blanca, que desde ese momento empieza a despreciar a Verdolaga con todo su ser. Don Carlos muere poco después, agobiado por la desgracia.

Elodio Verdolaga es retratado como el perfecto sinvergüenza, como un caballero de industria, es decir, una persona sin escrúpulos que engaña, miente y estafa a cualquier incauto. Verdolaga está casado y tiene hijos, pero eso no es obstáculo para sus pretensiones de poseer a Blanca. No tiene título de abogado, pero aun así ejerce el derecho, y por medio de su astucia logra llegar al puesto de Juez de Letras, ante el asombro de Blanca, que ve como un hombre que es el epítome de la corrupción y el cinismo es premiado por el Estado con el puesto de administrador de justicia.
Blanca logra conseguir trabajo como institutriz en la casa de la señora Micaela Moreno y se hace amiga de su alumna, la señorita Adela. Adela es una adolescente que pasa muy enferma, agobiada por la manera estricta en que la cría su tía, la señora Micaela, quien es una fanática de la religión católica, del conservadurismo católico de su tiempo. Doña Micaela está convencida de que las diferencias entre las clases sociales existen por la voluntad de Dios, y que las personas que tienen dinero como ella no deben de tener relaciones de amistad con personas más desafortunadas. Por lo tanto, ella considera que Blanca Olmedo no es digna de su amistad, ni de la amistad de su sobrina ni de su hijo, porque es de una clase inferior. Doña Micaela se aferra a esta creencia retrógrada, a pesar de que Blanca Olmedo fue despojada de su herencia por medio del engaño –no nació pobre– y que tiene mayor educación y buenos modales que ella, que se cree superior solo por el hecho de tener más dinero.




    Ramón Amaya Amador













(Olanchito, Yoro, 29 de abril de 1916 - 24 de noviembre de 1966) fue escritor y periodista hondureño mejor conocido por su novela de 1945 Prisión Verde.1 Veinticinco años después de su fallecimiento en un accidente de aviación su producción literaria fue declarada tesoro cultural nacional.
Biografía
En 1941 comenzó una etapa como periodista, empleándose en el periódico El Atlántico de La Ceiba. Comenzó como redactor, escalando rápidamente hasta llegar a ser editor periodístico. En octubre de 1943 fundó una revista semanaria en la ciudad de Olanchito, llamada Alerta.
En 1944, escapando de persecución política, huyó buscando exilio en Guatemala, país que lo acoge por los siguientes diez años. Trabajó en el periódico Nuestro Diario y prestó colaboración en El Popular Progresista, Mediodía y Diario de Centroamérica. Tras el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, buscó asilo en la embajada de Argentina para posteriormente migrar hacia este país, donde se radicó en la ciudad de Córdoba y trabajó para la editorial Sarmiento, es en esta ciudad donde conoció a Regina Arminda Fúnez con quien se casaría el 19 de enero de 1957.
Fallecimiento
Falleció durante un accidente de aviación durante el vuelo TABSO LZ101 ocurrido el 24 de noviembre de 1966, acaecido en las cercanías de la ciudad de Bratislava, Eslovaquia.1
En septiembre de 1977 los restos de Ramón Amaya Amador finalmente fueron repatriados y regresaron a la ciudad de Tegucigalpa (M.D.C.). Su viuda Regina Arminda Fúnez, fallecería en la República Argentina en 2007.


ü Las Violetas Del Hambre
Lucas Reyes a los catorce años salió de la escuela primaria con notas de sobresaliente, mucha fama como futbolista en el equipo escolar, con un metro setenta de estatura y sin ninguna perspectiva para seguir estudios de secundaria o pasar a la Escuela Normal y hacerse maestro. Con el producto del trabajo de su madre en una fábrica textil no podría sostener los estudios de su único hijo y cuyo padre había muerto años antes cuando Lucas estaba muy pequeño. Como solución inmediata y por consejo del director de la escuela, Lucas obtuvo al año siguiente una plaza de maestro en la escuela rural de la aldea de Miraflores, a unos sesenta kilómetros de la ciudad, al pie de las montañas de Sulaco.
Pequeña, triste, aislada la apacible aldea con sus chozas disgregadas entre una arboleda sombrosa junto a un riachuelo de cristalinas aguas. La escuela aún estaba sin concluir: le faltaban las puertas y ventanas y para cubrir las aberturas en la noche se colocaban esteras y varas tratando de evitar que se metieran cerdos o asnos. Una mesa, una silla y un pizarrón era todo el mobiliario; cada alumno tenía que llevar su banco o taburete para sentarse, pues de lo contrario solamente le quedaba el piso de tierra. Ningún pupitre; ningún material didáctico; ninguna ayuda oficial.

ü Romance y Tragedia En Prenilunio
Todo lo que esta típica narración encierra, se desarrolla en Comayagüela. En el tiempo a que nos vamos a referir, era una pequeña población denominada Villa de Concepción. Corría con todo su esplendor tropical el verano en el año de 1918, cuando en la vetusta iglesia colonial de la pequeña villa daban las nueve campanadas de la noche… la clara luz de la luna cual una alfombra de blanco terciopelo, brillaba en el fondo de nuestro cielo azul con matices seductores, emocionando a la juventud en invitándola al amor.

De las puertas de una hermosa residencia en la primera avenida, situada paralela a las vegas del río Choluteca, salían dulces y armoniosas notas musicales, indicando que sus salones se bailaba alegremente. Era la casa de Graciela Morán, que en esas horas inolvidables se encontraba llena de la gente más distinguida del barrio, se celebraba el cumpleaños de Graciela.

La homenajeada era una joven de veinte años, de regular estatura, trigueña, de ojos negros y caballera negra larga y ondulada, su rostro un óvalo perfecto que irradiaba rebosante alegría en todo momento y con natural entusiasmo y simpatía atendía a sus invitados. La fiesta estaba muy alegre, cuando llegó un apuesto jinete a una de las iluminadas puertas de la casa y procedió a bajarse de su brioso corcel con la agilidad de un consumado ranchero.

Con voz autoritaria le entregó el caballo a un hombre, diciéndole que lo llevara al establo cercano; este señor era Roberto Montenegro, novio de Graciela, alto de fuerte complexión física, blanco, pero de aspecto indígena, pelo negro y liso, de nariz larga y encorvada, parecía al pico de las aves de rapiña. Tenía aproximadamente treinta años de edad, era vanidoso, violento y se gastaba un genio de pocos amigos. Penetró en la casa y se paró en el centro del salón de baile ante la consiguiente sorpresa de todos ahí presentes, porque su traje de ranchero con armas y aunque limpio y brillante desentonaban con el que vestían los individuos. Aprovechando el silencio reinante, llamó a su novia y:

–Hazme el favor de hablarle a tus padres, quiero comunicarles cosas muy importantes.

–Está bien Roberto.

Poco después la joven comunicaba a sus padres lo manifestado por su prometido, quien era un rico comerciante y estaba oficialmente reconocido por los padres de Graciela Morán como su novio formal.



      Julio Escoto


 

 Biografia

Nació en San Pedro Sula el 28 de febrero de 1944. Cuentista y crítico literario, además de ensayista. Obras: "Los Guerreros de Hibueras" (cuento). Tegucigalpa, 1967. "La balada del herido pájaro" y otros cuentos. Tegucigalpa, 1969. "El árbol de los pañuelos". San José, 1972. "Antología de la poesía amorosa en Honduras", Tegucigalpa, 1975. "Casa del Agua". Tegucigalpa, 1975, "Días de ventisca, noches de huracán". San José, 1980. "Bajo el almendro… junto al volcán" (1988. "El ojo santo: la ideología en las religiones y la televisión" (1990). "José Cecilio del Valle: una ética contemporánea" (1990). "El general Morazán vuelve a marchar desde su tumba" (1992). "Rey del Albor, Madrugada" (1993). "Ecología para jóvenes de 10 a 19 años" (1999). "Todos lcu
Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” (1975). De él se ha dicho que es “probablemente el primer escritor hondureño que ha abordado la novela con un sentido claro de técnica”, de acuerdo a Andrés Morris, mientras que Manuel Salinas lo considera “un narrador nato, ubicándose en la vanguardia de la moderna narrativa hondureña.” Escoto ha definido al escribir “como un hombre en introspección constante, en análisis continuo, en búsqueda de algo que quizás él mismo no ve con suficiente claridad.. es solo un tipo humano diferente, no mejor que el artesano, que el niño que juega en la arena, sino con diferencias, nada más. Sus características le dan una particular visión del mundo, desde luego”.
Dirige la revista literaria Imaginación y el Centro Editor, en San Pedro Sula. Máster con especialidad en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Costa Rica. Fue jefe de la Unidad de Comunicación de la FHIA en La Lima, Cortés, Jefe de la División Editorial y Técnica del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas en Costa Rica. Fue Director Ejecutivo de la Revista Desarrollo Rural de las Américas; Director de la EPUCA. Premio Gabriel Miró, rama de cuento, en Alicante, España; Premio José Cecilio del Valle, rama de ensayo. Su obra El árbol de los pañuelos fue traducida parcialmente al inglés y al polaco y algunos de sus cuentos han sido en Alemania.


ü  Bajo el Almendro- Junto al Volcán

Capitán Centella es el nombre de guerra que adoptó Nicanor Mejía, el alcalde de un municipio no identificado del departamento de Santa Bárbara. Mejía también es un agricultor dedicado al cultivo de naranjas.
Ante la amenaza salvadoreña, el Capitán Centella, con más entusiasmo que acierto, decide entrenar por su propia cuenta a un grupo de humildes campesinos para defender sus dominios, obteniendo cómicos resultados.
Para remediar su ignorancia sobre los asuntos militares, el Capitán se desvela por las noches leyendo literatura militar, sin comprender mucho los textos, los cuales están llenos de palabras complicadas y tecnicismos. Pero él se motiva por la profunda admiración que siente por el quehacer militar.

El campesino Guillermo, quien no vuelve a aparecer en la historia, resulta ser el medio que utiliza Julio Escoto para expresar su opinión sobre la guerra. En su discurso Guillermo interpreta que la guerra entre El Salvador y Honduras se debe a la expulsión de miles de campesinos salvadoreños del territorio hondureño. La guerra fue el medio que la oligarquía salvadoreña utilizaba para evitar que estallara un conflicto interno.

Pero, más que en denunciar a la oligarquía salvadoreña, Julio Escoto está interesado aquí en desprestigiar a la profesión militar. Por boca de Guillermo quien expresa que “los ejércitos han sido creados para defender a los poderosos y a los terratenientes y no al pueblo”. En referencia al ejército de Honduras dice: “siempre fracasaban en las guerras contra otros ejércitos, pero triunfaban cuando se trataba de apalear estudiantes y amarrar campesinos”.

Con toda su admiración por los militares, el Capitán Centella se desilusionó de ellos cuando un grupo de soldados hondureños acampó en la plaza central, la que había sido “su orgullo de alcalde”, ya que las obras que realizó en ella le dieron un prestigio que permitió su reelección.



 José Froylán de Jesús Turcios






(*7 de julio de 1874 en la ciudad de Juticalpa, departamento de Olancho, en la república de Honduras - San José, Costa Rica, 19 de noviembre de 1943).1 fue un poeta, narrador, editor, antólogo y periodista hondureño que junto a Juan Ramón Molina fue el intelectual de Honduras más importante de principios del siglo XX.

Biografía

Froylan Turcios fue un connotado de las letras, además en el campo político fue nombrado Ministro de Gobernación, electo diputado para el Congreso Nacional y después delegado de Honduras ante la Sociedad de Naciones de Ginebra, Suiza. Como periodista dirigió el diario El Tiempo de la ciudad capital Tegucigalpa y fundó las revistas El Tiempo de Tegucigalpa, El Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras (1903) y Esfinge (1905), entre otras.
Una vez radicado en la república de Guatemala editó los periódicos El Tiempo (1904) y El Domingo (1908) a su regreso a su patria Honduras, dirigió los periódicos El Heraldo (1909), El Nuevo Tiempo (1911) y Boletín de la Defensa Nacional (1924).
Imbuido de las luchas americanistas, fue secretario privado del guerrillero patriota Augusto César Sandino, en la república de Nicaragua, y en el plano literario amigo de Rubén Darío, Juan Ramón Molina y numerosas figuras del pensamiento universal. Realizó una férrea labor de defensa nacional, a veces no estuvo de acuerdo con la política implementada por USA y otros países en la región centroamericana y las Antillas.

ü El Vampiro
Es la noble historia de amor de 140 páginas`. Turcios comenzó a escribirla en Guatemala, lugar donde vivió 2 años: de 1908 a 1909, pero el libro fue concluido en Tegucigalpa en enero de 1910, logrando su primera impresión en Octubre.

La obra tiene como tema central el amor de dos primos, Rogerio de Mendoza, quien frisaba con 14 años, y Luz de Mendoza, con 15 años. Ambois residen en compañía de la madre de Rogerio y tía de Luz(aunque también le llamaba mamá) Francisca Marroquín, quien era viuda, y además de varios criados, algunos de ellos como Genaro. La familia ocupa una casona de porte señoral ubicada en uno de los barrios Aristocráticos de la Antigua Guatemala. Los jóvenes llevan una vida muy conservadora en aquella mansión, estudiaban música y literatura, con una maestra de nacionalidad Alemana. Aquel jardín, que era describido como algo hermoso según Rogerio, fue el contexto de las tiernas palabras de amor que se decían Luz & Rogerio, así como los juramentos de amor eterno, aunque nunca se besaron, sólo cuando Rogerio acausa de un accidente con armas de fuego, este empeora y al cuidado de Luz esta le besa en sus pálidos labios.



ü Primer Amor
La virgen de los quince años, que nunca había amado, en una tarde escarlata interrogó al hombre taciturno sobre algunas cosas del alma. Le interrogó más bien con la mirada profunda que con los labios floridos.
-El amor es una embriaguez divina. Es la suprema angustia y la suprema delicia. Amar es sufrir, es sentir dentro del espíritu todas las tempestades y todas las alegías. Es vivir una vida fantastíca, impregnada de trizteza y de perfumes. Es soñar dulces cosas a la hora del crepúsculo y cosas extrañas en la callada medianoche. Es llevar constantemente en las pupilas la imagen de la mujer querida, y en el oído su voz, y en todo el ser la gloria de su encanto.
Ella le miraba sonriendo misteriosamente.
El continuó:
-No sé lo que una mujer pueda pensar y sentir; pero me imagino que en ustedes las sensaciones son más sutiles y más hondas.
–Habla usted de tristeza y de sufrimiento -exclamó ella-, y yo creía que en el amor no cabían esas palabras.
-Yo me he referido únicamente al amor sin esperanza -murmuró en voz baja el taciturno-. Al hablar de tristeza y de sufrimiento me he referido al amor sin esperanza. He dicho la emoción de amar; pero no la de sentirme amado.
–Usted, pues, ¿jamás ha sido amado?
-He sido amado locamente por mujeres blancas y tristes, por vírgenes morenas y ardientes. He sido amado por muchas criaturas seductoras. Las he sentido sollazar en mis brazos y jugar con mis cabellos y cubrirme de besos apasionados. Pero en el fondo de mi alma he permanecido impasible, frío ante sus caricias.
–Entonces- dijo la jovencita-, ¿no conoce usted el verdadero placer de sentirse amado? Porque si usted no amaba, no podia gozar con el amor de las otras…
-Sí, ciertamente, no he gozado con el amor de las otras.
–No conoce usted- dijo ella gravemente- el palcer de ser amado. O quizá no habrá sentido el amor.
-No conozco ese placer. Es decir, conozco, ahora, el amor; pero no la felicidad de sentirme amado. Diera la vida por una hora de esa felicidad. Usted es la única en el mundo que pudiera dármela.
Ella no contestó.
Pero entre la llama violeta del crepúsculo, la vió temblar y ponerse pálida.

La Mejor Limosna

Horrendo espanto produjo en la región el mísero leproso. Apareció súbitamente, calcinado y carcomido, envuelto en sus harapos húmedos de sangre, con su ácido olor a podredumbre.
Rechazado a latigazos de las aldeas y viviendas campesinas; perseguido brutalmente como perro hidrófobo por jaurías de crueles muchachos; arrastrábase moribundo de hambre y de sed, bajo los soles de fuego, sobre los ardientes arenales, con los podridos pies llenos de gusanos. Así anduvo meses y meses, vil carroña humana, hartándose de estiércoles y abrevando en los fangales de los cerdos; cada día más horrible, más execrable, más ignominioso.
El siniestro manco Mena, recién salido de la cárcel donde purgó su vigésimo asesinato, constituía otro motivo de terror en la comarca, azotada de pronto por furiosos temporales. Llovía sin cesar a torrentes; frenéticos huracanes barrían los platanares y las olas atlánticas reventaban sobre la playa con frenéticos estruendos.
En una de aquellas pavorosas noches el temible criminal leía en su cuarto, a la luz de la lámpara, un viejo libro de trágicas aventuras, cuando sonaron en su puerta tres violentos golpes.
De un puntapié zafó la gruesa tranca, apareciendo en el umbral con el pesado revólver a la diestra. En la faja de claridad que se alargó hacia afuera vio al leproso destilando cieno, con los ojos como ascuas en las cuencas áridas, el mentón en carne viva, las manos implorantes.
—¡Una limosna!— gritó —¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
Sobrehumana piedad asaltó el corazón del bandolero.
—¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
El manco lo tendió muerto de un tiro exclamando:
—Esta es la mejor limosna que puedo darte.


 Eduardo Bähr

 



















Biografía

En 1967 obtuvo una licenciatura en Lengua y Literatura en la Escuela Superior del Profesorado, ahora Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en 1975, un posgrado en Letras Hispánicas en la Universidad de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos
Entre 1971 y 2002 fue Profesor de literatura en dos universidades hondureñas, en las que además dirigió dos compañías de teatro universitario, Teatro de la Escuela Superior del Profesorado entre 1965 y 1981 y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, entre 1989 y 1991. También fue miembro del Consejo de Dirección de varias revistas de arte y letras, como Alcaraván, Presente, Astrolabio y Galatea.
La obra de Bähr incluye cuentos y guiones de teatro. Desde 1965 hace parte del elenco estable del Teatro Nacional y ha actuado en las compañías del Teatro Universitario de Honduras, dirigido por Francisco Salvador (1978); el Teatro Infantil de Honduras, dirigido por Mercedes Agurcia; del Teatro Universitario La Merced, dirigido por Rafael Murillo Selva (1975-1977) y del Teatro Zambra, dirigido por Jacques Borbault del Theatre Du Soleil, de París como Director invitado (1989).
También ha hecho algunas incursiones en cine como actor en las películas Utopía o El Cuerpo Disperso y El Mundo al Revés, una ficción dirigida por Raúl Ruiz (1976); No hay Tierra Sin Dueño, ficción dirigida por Sami Kafati, (1978); El Viaje de Suyapa, cortometraje de ficción dirigido por Katia Lara (2007); y como actor en el videoclip La Casa de La Justicia, de Karla Lara dirigido por Katia Lara (2006).
Su libro El Cuento de la Guerra, le valió ser galardonado en 1970 con el Premio Nacional de Literatura Martínez Galindo. El tema central de este libro es el conflicto bélico que se libraron los ejércitos de Honduras y El Salvador en 1969 (nota 1). Existen traducciones parciales de éste libro al inglés, francés, alemán, holandés, sueco, tagalo, entre otros.

ü Fotografía del Peñasco
Un fotógrafo se metió en el peñasco para hacer una foto curiosa.
Había experimentado con tres botellas de cerveza, una sobre el pico de la otra y la última hacia arriba. Pero indefectiblemente el cristal regaba el suelo antes de apretar el botón.
También se había presentado de improviso en el teatro y había sorprendido al divo en el momento de inseguridad en que estaba más sincero; pero la capa de maquillaje se le derretía siempre en el cuarto oscuro.
Los tres jurados de un concurso, después, le salieron con mucosidades en las barbas, y eso era anti-estético. Los maricas le salían siempre tristes y las mujeres señalaban siempre, también, en un mapa el río de aceite que no tendrá jamás un pez. Los niños le gastaron rollos de alambres de púas, que, como sabemos, se usa para ordeñarle sangre a las vacas.
Los negros no le dieron nunca un contraste, a pesar de la sangre blanca de arroz que le transparentaba la nariz y el usted tiene un tesoro de folclor de inocente indecencia. Por otra parte, el ser amigo de los negros, por cuestión de un material que le había salido muy pálido, no le servía para encontrar el tema. Así se quedaban ellos incomprensiblemente furibundos y él pensando en las paradojas de la amistad.
Los “gringos” eran un tema apasionante, pero nunca pudo captar —cuestiones de UPI, AP y Astrología— el momento en que uno de ellos, con la firme creencia de la identidad, le llamaba teatralmente a otro “hijo de perra”. Además, y esto era la clave del enigma, el otro respondía invariablemente con una pastilla de chocolate.
El fotógrafo estaba cada vez más triste, porque sabía que si retrataba a su pariente iba a salir una declaración en papel sellado en la que se declaraba una transmisión vergonzosa que tendría que reclamarle a él sabía bien quién.


 ü  Adolfo Alemán Gómez.


Escritor, narrador y periodista hondureño. Formó parte de la “Generación del 50”, que impulsó a la literatura nacional.
Biográfica
Nació el 1 de septiembre de 1928 en Tegucigalpa, Honduras. Perteneció a una familia de poetas y periodistas. Su hermano mayor Vicente Alemán (Claudio Barrera), Pablo, que ejerció el periodismo en Venezuela y Luis, dedicado a sus letras en diferentes medios en esta ciudad junto a su esposa Estela de Alemán.
Trayectoria profesional
Laboró como redactor para los diarios "Prensa Libre" y "El Nacional", como también del semanario “La Nación” y de la Revista Surco. También fue jefe de redacción de la Revista "Tegucigalpa” dirigida por Alejandro Castro.
Formó parte de la misma generación de los poetas y escritores de la talla de Oscar Acosta Zeledón, Pompeyo del Valle, David Moya Posas y Armando "Chilío" Zelaya, fue otro de los intelectuales hondureños olvidados.Dentro de la corriente criollista es uno de los importantes narradores hondureños.
Muerte
Falleció en el año 1970 en Tegucigalpa, Honduras.
Publicaciones
En 1970 publicó su primer libro: Una decena de cuentos. Sus obras más conocidas "Tinajas de barro" (1957), “El duendecillo y la botella” (1964), "Tierra Abierta" (1966);, "Arenas movedizas" (1969), “Cuentos completos” (1996) y "Misión Sur".

ü El Maleficio
La esperó en una esquina, le tapó la boca con sus manos y la llevó a un monte cercano donde trató de violarla, acto que no pudo consumar por los gritos de la muchacha. Llegaron los vecinos, quienes capturaron a Samuel y lo entregaron a las autoridades Honduras

Sucedió en Valle de Ángeles, muy cerca de la ciudad de Tegucigalpa, en 1968. Ésta es la historia de una joven bonita de aquella comunidad a la que todos los hombres admiraban, pero había uno en particular que “le llevaba hambre”.

Se llamaba Sarita y su pretendiente correspondía al nombre de Samuel. Resulta que Samuel estaba obsesionado con la muchacha, aunque ella no le hacía caso, le aparecía en todas partes hasta que un día llegó a sentir miedo terrible cada vez que lo miraba. Una tarde, aquella obsesión de Samuel lo llevó a cometer un acto de violencia en contra de Sara.

La esperó en una esquina, le tapó la boca con sus manos y la llevó a un monte cercano donde trató de violarla, acto que no pudo consumar por los gritos de la muchacha. Llegaron los vecinos, quienes capturaron a Samuel y lo entregaron a las autoridades.

La indignación fue calmada por los agentes del orden público y cuando se llevaban a Samuel éste gritó: “Díganle a Sarita que aunque nunca sea mi mujer va a perder su virginidad con un animal”. Aquellas palabras causaron risa a los ahí presentes: “No cabe la menor duda de que ese hombre es un tonto”, “Los golpes que le pegamos lo dejaron más bruto de lo que es”, opinaron. Finalmente Samuel fue trasladado a la Penitenciaría Central de Tegucigalpa por la grave acusación que pesaba sobre él.



    Edilberto Borjas Guzmán.






















Biografía

Narrador, dramaturgo y teatrista hondureño.
Nació en el año en 1950 en San Juan de Flores (Cantarranas), Honduras . Estudió Letras en la Escuela Superior del Profesorado "Francisco Morazán" y obtuvo la licenciatura en la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. También estudió la maestría en Literatura Centroamericana.
Trayectoria profesional
Ha impartido cursos en la Academia Nacional de Arte Dramático y ha recibido premios como director teatral, actividades que desempeñó de 1975 a 1978. Como dramaturgo, ha escrito piezas como: "Crisis", "Cultura y Desorden S. A.", "Ave de mal agüero", "Frente al televisor" y "Ojo de huracán". Fue coordinador de la carrera de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), es presidente de la Comunidad Hondureña de Teatristas (COMHTE) y fundador de los festivales de alimentos tradicionales en vías de extinción en Cantarranas y es catedrático del Departamento de Letras de la UNAH y del Instituto Mixto Hibueras.
Ocho ediciones ha tenido la colección de cuentos “El tolupán de la fiar” -centrados en la tradición oral de los indígenas Tolupabes de las montañas de la Flor y Yoro,de su país- En ellos, dotados de sutil y tierna imaginación, "recrea los aspectos míticos y construye una obra literaria personal, es decir, una obra en donde, con la libertad inherente al artista; introduce elementos de ficción con los cuales crea un microcosmos autoreflexivo, con valor literario en sí" (Hellen Umaña).

ü El Anillo

Leticia fue creciendo, sus padres eran miembros de la iglesia evangélica y la habían educado bajo las normas bíblicas. Asistían periódicamente a su iglesia y la joven daba muestras de su inmenso amor por Jesucristo.

A las cinco de la mañana comenzó el bullicio en las calles de Tegucigalpa. Don Francisco Espinoza se despedía de su esposa Doña Rosita con un cariñoso abrazo: “Cuida mucho a Leticia, ella es el tesoro más grande que nos ha dado Dios”, le dijo.

La pequeña niña era en verdad un tesoro para aquella familia adinerada de la capital. Don Chico, como llamaban cariñosamente al jefe de familia, era un hábil comerciante. Había logrado amasar una fortuna trabajando honestamente y cuando nació la niña fue todo un acontecimiento social.

Leticia fue creciendo, sus padres eran miembros de la iglesia evangélica y la habían educado bajo las normas bíblicas. Asistían periódicamente a su iglesia y la joven daba muestras de su inmenso amor por Jesucristo.

Era muy espiritual y sus compañeras de estudios se burlaban de ella cuando les predicaba, pero finalmente llegaron a respetarla y a consultarle cuando tenían problemas. “Que el espíritu Santo esté con ustedes todos los días de su vida”, les decía.



ü El Cadejo
Vení temprano le decía Juan a su padre que por sus largas borracheras no paraba en su casa ni de día, ni de noche. A lo cual contestaba este "hijo de Dios en mi casa cuídame tu a mi familia, madre que te engendró y padre respeto por Dios quiero yo".
Aburrido de estas palabras que a diario escuchaba, decidió darle un escarmiento, consiguió un cuero negro, varias cadenas de perro y se escondió a su espera.
Como siempre y de madrugada apareció su padre con tremenda borrachera, aprovechó Juan y poniéndose el cuero y sonando las cadenas quiso darle una lección.
"Por asustarme y contradecirme "cadejos" quedarás y a todos los borrachos del mundo en sus necesidades ayudarás".
Espeluznante y fantástico animal que la gente supersticiosa lo señala como un enorme perro, de ojos encendidos, de pelo muy largo y enmarañado, que desde tempranas horas de la noche salía a asustar a las personas, en especial a los que andaban en malos pasos o niños desobedientes, o a espantar caballos, gallinas y hacer otras diabluras más.
Según algunos vecinos del pueblo, era lo más tétrico y pavoroso que le podía haber sucedido a los que hubieran tenido ia mala suerte de ver a la más terrible de todas esas maléficas criaturas: el "Cadejos". Al perro negro y encantado que aparecía y desaparecía como obra de magia, arrastrando enormes e invisibles cadena? que se oían pero que no se veían, rechinando largos y puntiagudos colmillos y lanzando fuego por la boca, ojos y orejas. Las personas que tuvieron la mala suerte de verlo solían decir que era el verdadero Lucifer personificado en forma de perro.
Se cuenta también de que muchos hombres y muy valientes que se aventuraron a andar a deshoras de la noche, por las calles solitarias de San Juan del Murciélago de antaño, en más de una ocasión regresaron a sus casas "jadeando" de la carrera que les pegó el "espanto del Cadejos", con la vista casi torcida al revés, y además, todos "mojados" y "untados" por haber visto al maléfico perro negro.



    José Luis Quesada


 

















Biografía

(Olanchito, Yoro, 1948) Poeta y cuentista hondureño, al que se considera representativo de las nuevas generaciones líricas de su país.

José Luis Quesada
Realizó estudios de Filología en Costa Rica. Fue finalista del premio centroamericano Juan Ramón Molina en Tegucigalpa y la UNAH le concedió en 1992 el José Trinidad Reyes en reconocimiento a su obra. Ha pertenecido a los grupos culturales La Voz Convocada y Tauanka; el primero en la ciudad de La Ceiba y el segundo en Tegucigalpa.
Gran parte de su producción poética ha sido reproducida en el libro colectivo La voz convocada (1967) y varias antologías literarias. En el tratamiento de sus temas revela una sabia utilización de los recursos formales, desde la exploración en lo cotidiano a las referencias culturales, desde la indagación existencialista a las respuestas humanas en el devenir histórico. Para determinados críticos, su poesía se adhiere más a un tono conversacional que a un lenguaje eminentemente literario.
Entre sus libros de poesía destacan Porque no es espero nunca más volver (1974), Cuaderno de testimonios (1981), La vida como una guerra (1982), Sombra del blanco día (1987) y La memoria posible (1990). Como cuentista publicó El falso duende (1994).



ü La Sucia

La gente abrió las puertas y José pasó como alma que lleva el diablo hasta perderse en la oscuridad. Lo encontraron con la mirada perdida...
LA Ciguanaba es una mujer que sale casi desvestida a la orilla del río. También se le conoce con el nombre de la Sucia en todo el país. Esta mujer ha enloquecido durante muchos años a miles de hombres y especialmente a los enamorados. Hay quien afirma que la Sucia le salió columpiándose en unos bejucos en lo más espeso de la montaña o que la vieron corriendo en medio de una milpa. No toda la gente la conoce como Ciguanaba o la Sucia. También la llaman la Cegua en algunos pueblos del norte del país, como Trujillo, La Ceiba, Puerto Lempira y Omoa.

La gente que vive a la orilla del mar asegura que la Cegua se pasea por las playas en las noches de luna en busca de algún enamorado. La Cegua, decía el Negro Güity, es una mujer de cuerpo bellísimo, caderas cimbreantes como palo de coco. Su pelo negro, liso y largo brilla mucho... La vi una vez, señor Montenegro. Ahí por donde ve esas champas pasó la Cegua. Me entró un miedo que hasta me oriné en los pantalones. Viera qué jodida me llevé. Por suerte no le vi la cara porque ahí nomás me cago.
Las ánimas es un pueblo pintoresco en la jurisdicción de Danlí, departamento de El Paraíso.
Por el sitio donde está, da la impresión de que quien le puso ese nombre sabía lo que estaba diciendo. Hace muchos años, la carretera era angosta y peligrosa, a tal grado que quienes viajaban por la zona decían que les parecía estar bajando al mismísimo infierno. José García, vecino de Tegucigalpa, se dedicaba a la venta de pañuelos, perfumes, ganchos, prendedores, toallas, cobijas y otros artículos. Recorría todos los pueblos del país para ganarse la vida de esa forma.



ü La Tentación

En el centro del valle se destacaba la aldea. Desde la cumbre de un otero, media oculta en el follaje, yo la había adivinado. A la proximidad del villorrio mi mulo alargó, el paso. Llegué a eso de las cuatro de la tarde, cuando el mordisco del sol tendía a la clemencia.

Hallábase hospedado en casa de gente cristiana. Dióseme aposento en la sala de honor, muy blanca de cal y alfombrada de pino fragante. ¡Qué encanto el de estas casitas aldeanas, limpias como ropa lavada y hospitala-irias como un corazón! Al atardecer, una chica de pies desnudos vino a mi cuarto. Sonrojóse hasta los ojos bajo el pecado de los míos que la escudriñaron y me dijo con cantarína voz:

Se le ruega, mi señor, la merienda está esperándole. Fui tras ella hasta el extremo de un corredor, donde sobre una mesa sin mantel humeaba el candido yantar.

Al caer la noche, una muchacha robusta y despeinada se ocupaba de rajar una pesada troza de pino. Yo la ofrecí la fuerza de mi brazo:

—Déjame la tarea, muchacha.

— ¡Ay no, señor, no! Si yo lo puedo hender y hay ya bastante ocote para la luminaria. Se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano regordeta y rio agradecida. Pude ver la blanca salud de sus dientes, y cuando se inclinó a recoger las astillas resinosas, vi también, por el amplio escote de su camisa almidonada, la rotunda verdad de sus senos.


ü Balas Cruceadas

Junto al camino real que conduce hacia Tierras Coloradas, la cruz del finado Casio ya sólo asoma los hombros de puro sumergida en un túmulo de piedras, que crece indefinidamente por obra y gracia de la piedad cristiana, pues cada quien que pasa por allí se cree obligado a arrojar sobre el montón un guijarro más, en sufragio al alma del difunto. Y la cruz, con sus brazos extendidos, da la impresión de un náufrago que está pidiendo auxilio en medio de aquel mar de soledad.
A Casio lo mató Chombito Vargas, el terror del valle entero, cuyas víctimas son tantas que ya dan para hacer un cementerio.

El temible desalmado maneja con igual destreza la pistola, el puñal y el guarizama; y casos ha habido en que, esgrimiendo un simple caite, dominara por completo a dos o tres adversarios armados de machete, picándolos después a su sabor.

Porque lo cierto es que si bien él comenzó su carrera criminal forzado por las circunstancias, ahora mata por gusto, jactándose a pulmón pleno de cada fechoría.

La gente, por temor, le dice Chombito, nunca Jerónimo o Chombo a secas; no vaya a ser que en una de esas tome a mal tanta confianza y ¡pum! te manda de una vez donde San Pedro.



Conclusión

• Luego de haber hecho mención de cómo el Modernismo se fue formando y cuales fueron sus características como corriente literaria, arribo a un pensamiento bastante positivo acerca del tema, creo yo que fue una corriente que tuvo, sin duda alguna, de exponente a Rubén Darío, y que si no fuera por su influencia el "Modernismo" no seria lo que hoy en día conocemos como un pensamiento totalmente mágico que toma del Romanticismo pero no entrega nada, ya que las corriente que le continúan poseen una ideología totalmente nueva y diferente. Asimismo lo que quieren lograr estas corrientes es apartar totalmente al Modernismo, objetivo que de alguna forma no logran ya que en la actualidad aun las famosas obras, como por ejemplo las de Rubén Darío, continúan siendo renombradas y apreciadas por la población en general.

• En Turcios los temas sentimentales no son tratados por si mismo, es decir no constituyen la razón del trabajo literario. Para Turcios esos temas solamente representan un motivo que le permite expresar opiniones respecto a los conflictos del hombre frente al mundo. Hay pues en las obras de Turcios una carga intelectual de mayor peso que la existente en las obras de Rubén Darío o en Becquer. Estos y otros autores enfatizan el factor emocional; sus palabras, extraídas del corazón, van también al corazón: por ello resultan dulces y tiernos en lo que escriben, pero nada más.



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