ü Introducción
El siguiente trabajo es un modelo de los grandes
patriotas e intelectuales que tenemos en nuestro país Honduras como lo es
“Froylan Turcios” con su famosísima obra El Vampiro. He aquí la gran novela
modernista, con un toque de misterio. La obra tiene como escenario la ciudad de
la Antigua, en la república de Guatemala, donde el autor pasó algunos años
intensos. Fue escrita y publicada por primera vez durante el año de 1910.Su
tema principal es la descripción del intenso amor surgido entre dos jóvenes de
quince años, Rogerio y Luz , cuya final es una tragedia en la que intervienen,
mas que la maldad de los hombres, los hados misteriosos.
Sin embargo, el relato de este romance juvenil es
aprovechado por el autor para expresar opiniones profundas sobre la poesía, el
amor, la muerte, la vida y muchos problemas más de lo que siempre inquietan al
hombre.
Lucila Gamero Moncada
(Danlí,
Honduras, 12 de junio de 1873 - 1964) es una de las primeras mujeres escritoras
hondureñas que alcanzan a producir una obra literaria, sólida y vanguardista,
para la sociedad y las mujeres de su tiempo, en el género de novela.
El
crítico y escritor Luis Mariñas Otero la llamó «la gran dama de las letras
hondureñas».
Biografía
Primeros
años
Lucila
Gamero nació en la oriental ciudad de Danlí, en el departamento de El Paraíso,
en la república de Honduras el 12 de junio de 1873, su padre era el doctor Manuel
de Adalid Gamero Idíaquez1 y su madre Camila Moncada Lazo; su hermano mayor fue
Manuel de Adalid Gamero Moncada -diferencia de un año-.2
Era
una familia que, sin ser rica precisamente, pertenecía a la clase alta. “Tenían
la idea de ser descendientes de españoles”, dice el escritor hondureño Juan
Ramón Martínez. Es por ello que Lucila se comporta con la dignidad y prestigio que
su familia pretendía tener.
Estudios
Fue
entrenada como doctora y farmacéutica, y a pesar de habérsele prohibido
estudiar en la universidad en Guatemala, realizó sus estudios en Honduras,
donde obtuvo su diploma como Médica y Cirujana en 1924 en la UNAH por parte del
Doctor Manuel G. Zúñiga, entonces decano de la facultad de medicina. En 1924
fue la directora del hospital de Danli y sirvió como consultora de salud
también en Danli.
ü Blanca Olmedo
Blanca
Olmedo es una historia trágica, es la historia de una joven que lucha por ser
feliz en contra de una adversidad que la acecha a cada paso y que al final no
logra vencer. Blanca Olmedo es una muchacha ejemplar, bella e inteligente,
cualidades que en vez de favorecerle le atraen enemigos que no cejan en su
empeño por destruirla.
Las
desgracias de Blanca Olmedo comienzan cuando el personaje Elodio Verdolaga se
ofrece para llevar los asuntos legales de su Padre, don Carlos Olmedo.
Verdolaga se pone de acuerdo con el demandante para perjudicar a don Carlos,
haciéndole perder sus bienes, y también pretende aprovecharse de la desgracia
económica de la familia para aprovecharse de Blanca. Don Carlos se da cuenta de
la traición de Verdolaga y se lo comunica a su hija Blanca, que desde ese
momento empieza a despreciar a Verdolaga con todo su ser. Don Carlos muere poco
después, agobiado por la desgracia.
Elodio
Verdolaga es retratado como el perfecto sinvergüenza, como un caballero de
industria, es decir, una persona sin escrúpulos que engaña, miente y estafa a
cualquier incauto. Verdolaga está casado y tiene hijos, pero eso no es
obstáculo para sus pretensiones de poseer a Blanca. No tiene título de abogado,
pero aun así ejerce el derecho, y por medio de su astucia logra llegar al
puesto de Juez de Letras, ante el asombro de Blanca, que ve como un hombre que
es el epítome de la corrupción y el cinismo es premiado por el Estado con el
puesto de administrador de justicia.
Blanca
logra conseguir trabajo como institutriz en la casa de la señora Micaela Moreno
y se hace amiga de su alumna, la señorita Adela. Adela es una adolescente que
pasa muy enferma, agobiada por la manera estricta en que la cría su tía, la
señora Micaela, quien es una fanática de la religión católica, del
conservadurismo católico de su tiempo. Doña Micaela está convencida de que las
diferencias entre las clases sociales existen por la voluntad de Dios, y que
las personas que tienen dinero como ella no deben de tener relaciones de
amistad con personas más desafortunadas. Por lo tanto, ella considera que
Blanca Olmedo no es digna de su amistad, ni de la amistad de su sobrina ni de
su hijo, porque es de una clase inferior. Doña Micaela se aferra a esta
creencia retrógrada, a pesar de que Blanca Olmedo fue despojada de su herencia
por medio del engaño –no nació pobre– y que tiene mayor educación y buenos
modales que ella, que se cree superior solo por el hecho de tener más dinero.
Ramón Amaya Amador
(Olanchito,
Yoro, 29 de abril de 1916 - 24 de noviembre de 1966) fue escritor y periodista
hondureño mejor conocido por su novela de 1945 Prisión Verde.1 Veinticinco años
después de su fallecimiento en un accidente de aviación su producción literaria
fue declarada tesoro cultural nacional.
Biografía
En
1941 comenzó una etapa como periodista, empleándose en el periódico El
Atlántico de La Ceiba. Comenzó como redactor, escalando rápidamente hasta
llegar a ser editor periodístico. En octubre de 1943 fundó una revista
semanaria en la ciudad de Olanchito, llamada Alerta.
En
1944, escapando de persecución política, huyó buscando exilio en Guatemala,
país que lo acoge por los siguientes diez años. Trabajó en el periódico Nuestro
Diario y prestó colaboración en El Popular Progresista, Mediodía y Diario de
Centroamérica. Tras el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, buscó asilo
en la embajada de Argentina para posteriormente migrar hacia este país, donde
se radicó en la ciudad de Córdoba y trabajó para la editorial Sarmiento, es en
esta ciudad donde conoció a Regina Arminda Fúnez con quien se casaría el 19 de
enero de 1957.
Fallecimiento
Falleció
durante un accidente de aviación durante el vuelo TABSO LZ101 ocurrido el 24 de
noviembre de 1966, acaecido en las cercanías de la ciudad de Bratislava,
Eslovaquia.1
En
septiembre de 1977 los restos de Ramón Amaya Amador finalmente fueron
repatriados y regresaron a la ciudad de Tegucigalpa (M.D.C.). Su viuda Regina
Arminda Fúnez, fallecería en la República Argentina en 2007.
ü Las Violetas Del Hambre
Lucas
Reyes a los catorce años salió de la escuela primaria con notas de
sobresaliente, mucha fama como futbolista en el equipo escolar, con un metro
setenta de estatura y sin ninguna perspectiva para seguir estudios de
secundaria o pasar a la Escuela Normal y hacerse maestro. Con el producto del
trabajo de su madre en una fábrica textil no podría sostener los estudios de su
único hijo y cuyo padre había muerto años antes cuando Lucas estaba muy pequeño.
Como solución inmediata y por consejo del director de la escuela, Lucas obtuvo
al año siguiente una plaza de maestro en la escuela rural de la aldea de
Miraflores, a unos sesenta kilómetros de la ciudad, al pie de las montañas de
Sulaco.
Pequeña,
triste, aislada la apacible aldea con sus chozas disgregadas entre una arboleda
sombrosa junto a un riachuelo de cristalinas aguas. La escuela aún estaba sin
concluir: le faltaban las puertas y ventanas y para cubrir las aberturas en la
noche se colocaban esteras y varas tratando de evitar que se metieran cerdos o
asnos. Una mesa, una silla y un pizarrón era todo el mobiliario; cada alumno
tenía que llevar su banco o taburete para sentarse, pues de lo contrario
solamente le quedaba el piso de tierra. Ningún pupitre; ningún material
didáctico; ninguna ayuda oficial.
ü Romance y Tragedia En Prenilunio
Todo
lo que esta típica narración encierra, se desarrolla en Comayagüela. En el
tiempo a que nos vamos a referir, era una pequeña población denominada Villa de
Concepción. Corría con todo su esplendor tropical el verano en el año de 1918,
cuando en la vetusta iglesia colonial de la pequeña villa daban las nueve
campanadas de la noche… la clara luz de la luna cual una alfombra de blanco
terciopelo, brillaba en el fondo de nuestro cielo azul con matices seductores,
emocionando a la juventud en invitándola al amor.
De
las puertas de una hermosa residencia en la primera avenida, situada paralela a
las vegas del río Choluteca, salían dulces y armoniosas notas musicales,
indicando que sus salones se bailaba alegremente. Era la casa de Graciela
Morán, que en esas horas inolvidables se encontraba llena de la gente más
distinguida del barrio, se celebraba el cumpleaños de Graciela.
La
homenajeada era una joven de veinte años, de regular estatura, trigueña, de
ojos negros y caballera negra larga y ondulada, su rostro un óvalo perfecto que
irradiaba rebosante alegría en todo momento y con natural entusiasmo y simpatía
atendía a sus invitados. La fiesta estaba muy alegre, cuando llegó un apuesto
jinete a una de las iluminadas puertas de la casa y procedió a bajarse de su
brioso corcel con la agilidad de un consumado ranchero.
Con
voz autoritaria le entregó el caballo a un hombre, diciéndole que lo llevara al
establo cercano; este señor era Roberto Montenegro, novio de Graciela, alto de
fuerte complexión física, blanco, pero de aspecto indígena, pelo negro y liso,
de nariz larga y encorvada, parecía al pico de las aves de rapiña. Tenía
aproximadamente treinta años de edad, era vanidoso, violento y se gastaba un
genio de pocos amigos. Penetró en la casa y se paró en el centro del salón de
baile ante la consiguiente sorpresa de todos ahí presentes, porque su traje de
ranchero con armas y aunque limpio y brillante desentonaban con el que vestían
los individuos. Aprovechando el silencio reinante, llamó a su novia y:
–Hazme
el favor de hablarle a tus padres, quiero comunicarles cosas muy importantes.
–Está
bien Roberto.
Poco
después la joven comunicaba a sus padres lo manifestado por su prometido, quien
era un rico comerciante y estaba oficialmente reconocido por los padres de
Graciela Morán como su novio formal.
Julio Escoto
Biografia
Nació
en San Pedro Sula el 28 de febrero de 1944. Cuentista y crítico literario,
además de ensayista. Obras: "Los Guerreros de Hibueras" (cuento).
Tegucigalpa, 1967. "La balada del herido pájaro" y otros cuentos.
Tegucigalpa, 1969. "El árbol de los pañuelos". San José, 1972.
"Antología de la poesía amorosa en Honduras", Tegucigalpa, 1975.
"Casa del Agua". Tegucigalpa, 1975, "Días de ventisca, noches de
huracán". San José, 1980. "Bajo el almendro… junto al volcán"
(1988. "El ojo santo: la ideología en las religiones y la televisión"
(1990). "José Cecilio del Valle: una ética contemporánea" (1990).
"El general Morazán vuelve a marchar desde su tumba" (1992).
"Rey del Albor, Madrugada" (1993). "Ecología para jóvenes de 10
a 19 años" (1999). "Todos lcu
Premio
Nacional de Literatura “Ramón Rosa” (1975). De él se ha dicho que es
“probablemente el primer escritor hondureño que ha abordado la novela con un
sentido claro de técnica”, de acuerdo a Andrés Morris, mientras que Manuel
Salinas lo considera “un narrador nato, ubicándose en la vanguardia de la
moderna narrativa hondureña.” Escoto ha definido al escribir “como un hombre en
introspección constante, en análisis continuo, en búsqueda de algo que quizás
él mismo no ve con suficiente claridad.. es solo un tipo humano diferente, no
mejor que el artesano, que el niño que juega en la arena, sino con diferencias,
nada más. Sus características le dan una particular visión del mundo, desde
luego”.
Dirige
la revista literaria Imaginación y el Centro Editor, en San Pedro Sula. Máster
con especialidad en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Costa
Rica. Fue jefe de la Unidad de Comunicación de la FHIA en La Lima, Cortés, Jefe
de la División Editorial y Técnica del Instituto Interamericano de Ciencias
Agrícolas en Costa Rica. Fue Director Ejecutivo de la Revista Desarrollo Rural
de las Américas; Director de la EPUCA. Premio Gabriel Miró, rama de cuento, en
Alicante, España; Premio José Cecilio del Valle, rama de ensayo. Su obra El
árbol de los pañuelos fue traducida parcialmente al inglés y al polaco y
algunos de sus cuentos han sido en Alemania.
ü Bajo el Almendro- Junto al Volcán
Capitán Centella es el nombre de guerra que adoptó
Nicanor Mejía, el alcalde de un municipio no identificado del departamento de
Santa Bárbara. Mejía también es un agricultor dedicado al cultivo de naranjas.
Ante la amenaza salvadoreña, el Capitán Centella, con más
entusiasmo que acierto, decide entrenar por su propia cuenta a un grupo de
humildes campesinos para defender sus dominios, obteniendo cómicos resultados.
Para remediar su ignorancia sobre los asuntos militares,
el Capitán se desvela por las noches leyendo literatura militar, sin comprender
mucho los textos, los cuales están llenos de palabras complicadas y
tecnicismos. Pero él se motiva por la profunda admiración que siente por el
quehacer militar.
El campesino Guillermo, quien no vuelve a aparecer en la
historia, resulta ser el medio que utiliza Julio Escoto para expresar su
opinión sobre la guerra. En su discurso Guillermo interpreta que la guerra
entre El Salvador y Honduras se debe a la expulsión de miles de campesinos
salvadoreños del territorio hondureño. La guerra fue el medio que la oligarquía
salvadoreña utilizaba para evitar que estallara un conflicto interno.
Pero, más que en denunciar a la oligarquía salvadoreña,
Julio Escoto está interesado aquí en desprestigiar a la profesión militar. Por
boca de Guillermo quien expresa que “los ejércitos han sido creados para
defender a los poderosos y a los terratenientes y no al pueblo”. En referencia
al ejército de Honduras dice: “siempre fracasaban en las guerras contra otros
ejércitos, pero triunfaban cuando se trataba de apalear estudiantes y amarrar
campesinos”.
Con toda su admiración por los militares, el Capitán
Centella se desilusionó de ellos cuando un grupo de soldados hondureños acampó
en la plaza central, la que había sido “su orgullo de alcalde”, ya que las
obras que realizó en ella le dieron un prestigio que permitió su reelección.
José Froylán de Jesús Turcios
(*7 de julio de 1874 en la ciudad de Juticalpa,
departamento de Olancho, en la república de Honduras - San José, Costa Rica, 19
de noviembre de 1943).1 fue un poeta, narrador, editor, antólogo y periodista
hondureño que junto a Juan Ramón Molina fue el intelectual de Honduras más
importante de principios del siglo XX.
Biografía
Froylan Turcios fue un connotado de las letras, además en
el campo político fue nombrado Ministro de Gobernación, electo diputado para el
Congreso Nacional y después delegado de Honduras ante la Sociedad de Naciones
de Ginebra, Suiza. Como periodista dirigió el diario El Tiempo de la ciudad
capital Tegucigalpa y fundó las revistas El Tiempo de Tegucigalpa, El
Pensamiento (1894), Revista nueva (1902), Arte y Letras (1903) y Esfinge
(1905), entre otras.
Una vez radicado en la república de Guatemala editó los
periódicos El Tiempo (1904) y El Domingo (1908) a su regreso a su patria
Honduras, dirigió los periódicos El Heraldo (1909), El Nuevo Tiempo (1911) y
Boletín de la Defensa Nacional (1924).
Imbuido de las luchas americanistas, fue secretario
privado del guerrillero patriota Augusto César Sandino, en la república de
Nicaragua, y en el plano literario amigo de Rubén Darío, Juan Ramón Molina y
numerosas figuras del pensamiento universal. Realizó una férrea labor de
defensa nacional, a veces no estuvo de acuerdo con la política implementada por
USA y otros países en la región centroamericana y las Antillas.
ü El Vampiro
Es
la noble historia de amor de 140 páginas`. Turcios comenzó a escribirla en
Guatemala, lugar donde vivió 2 años: de 1908 a 1909, pero el libro fue
concluido en Tegucigalpa en enero de 1910, logrando su primera impresión en
Octubre.
La
obra tiene como tema central el amor de dos primos, Rogerio de Mendoza, quien
frisaba con 14 años, y Luz de Mendoza, con 15 años. Ambois residen en compañía
de la madre de Rogerio y tía de Luz(aunque también le llamaba mamá) Francisca
Marroquín, quien era viuda, y además de varios criados, algunos de ellos como
Genaro. La familia ocupa una casona de porte señoral ubicada en uno de los
barrios Aristocráticos de la Antigua Guatemala. Los jóvenes llevan una vida muy
conservadora en aquella mansión, estudiaban música y literatura, con una
maestra de nacionalidad Alemana. Aquel jardín, que era describido como algo
hermoso según Rogerio, fue el contexto de las tiernas palabras de amor que se decían
Luz & Rogerio, así como los juramentos de amor eterno, aunque nunca se
besaron, sólo cuando Rogerio acausa de un accidente con armas de fuego, este
empeora y al cuidado de Luz esta le besa en sus pálidos labios.
ü Primer Amor
La
virgen de los quince años, que nunca había amado, en una tarde escarlata
interrogó al hombre taciturno sobre algunas cosas del alma. Le interrogó más
bien con la mirada profunda que con los labios floridos.
-El
amor es una embriaguez divina. Es la suprema angustia y la suprema delicia.
Amar es sufrir, es sentir dentro del espíritu todas las tempestades y todas las
alegías. Es vivir una vida fantastíca, impregnada de trizteza y de perfumes. Es
soñar dulces cosas a la hora del crepúsculo y cosas extrañas en la callada
medianoche. Es llevar constantemente en las pupilas la imagen de la mujer
querida, y en el oído su voz, y en todo el ser la gloria de su encanto.
Ella
le miraba sonriendo misteriosamente.
El
continuó:
-No sé lo que una mujer pueda pensar y sentir; pero me imagino que en ustedes las sensaciones son más sutiles y más hondas.
-No sé lo que una mujer pueda pensar y sentir; pero me imagino que en ustedes las sensaciones son más sutiles y más hondas.
–Habla
usted de tristeza y de sufrimiento -exclamó ella-, y yo creía que en el amor no
cabían esas palabras.
-Yo
me he referido únicamente al amor sin esperanza -murmuró en voz baja el
taciturno-. Al hablar de tristeza y de sufrimiento me he referido al amor sin
esperanza. He dicho la emoción de amar; pero no la de sentirme amado.
–Usted,
pues, ¿jamás ha sido amado?
-He
sido amado locamente por mujeres blancas y tristes, por vírgenes morenas y
ardientes. He sido amado por muchas criaturas seductoras. Las he sentido
sollazar en mis brazos y jugar con mis cabellos y cubrirme de besos
apasionados. Pero en el fondo de mi alma he permanecido impasible, frío ante
sus caricias.
–Entonces-
dijo la jovencita-, ¿no conoce usted el verdadero placer de sentirse amado?
Porque si usted no amaba, no podia gozar con el amor de las otras…
-Sí,
ciertamente, no he gozado con el amor de las otras.
–No
conoce usted- dijo ella gravemente- el palcer de ser amado. O quizá no habrá
sentido el amor.
-No
conozco ese placer. Es decir, conozco, ahora, el amor; pero no la felicidad de
sentirme amado. Diera la vida por una hora de esa felicidad. Usted es la única
en el mundo que pudiera dármela.
Ella
no contestó.
Pero entre la llama violeta del crepúsculo, la vió temblar y ponerse pálida.
Pero entre la llama violeta del crepúsculo, la vió temblar y ponerse pálida.
La Mejor Limosna
Horrendo
espanto produjo en la región el mísero leproso. Apareció súbitamente, calcinado
y carcomido, envuelto en sus harapos húmedos de sangre, con su ácido olor a
podredumbre.
Rechazado
a latigazos de las aldeas y viviendas campesinas; perseguido brutalmente como
perro hidrófobo por jaurías de crueles muchachos; arrastrábase moribundo de
hambre y de sed, bajo los soles de fuego, sobre los ardientes arenales, con los
podridos pies llenos de gusanos. Así anduvo meses y meses, vil carroña humana,
hartándose de estiércoles y abrevando en los fangales de los cerdos; cada día
más horrible, más execrable, más ignominioso.
El
siniestro manco Mena, recién salido de la cárcel donde purgó su vigésimo
asesinato, constituía otro motivo de terror en la comarca, azotada de pronto
por furiosos temporales. Llovía sin cesar a torrentes; frenéticos huracanes
barrían los platanares y las olas atlánticas reventaban sobre la playa con
frenéticos estruendos.
En
una de aquellas pavorosas noches el temible criminal leía en su cuarto, a la
luz de la lámpara, un viejo libro de trágicas aventuras, cuando sonaron en su
puerta tres violentos golpes.
De
un puntapié zafó la gruesa tranca, apareciendo
en el umbral con el pesado revólver a la diestra. En la faja de claridad que se
alargó hacia afuera vio al leproso destilando cieno, con los ojos como ascuas
en las cuencas áridas, el mentón en carne viva, las manos implorantes.
—¡Una limosna!— gritó —¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
Sobrehumana piedad asaltó el corazón del bandolero.
Sobrehumana piedad asaltó el corazón del bandolero.
—¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
El manco lo tendió muerto de un tiro exclamando:
El manco lo tendió muerto de un tiro exclamando:
—Esta es la mejor limosna que puedo darte.
Eduardo Bähr
Biografía
En 1967 obtuvo una licenciatura en
Lengua y Literatura en la Escuela Superior del Profesorado, ahora Universidad
Pedagógica Nacional Francisco Morazán y en 1975, un posgrado en Letras
Hispánicas en la Universidad de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos
Entre 1971 y 2002 fue Profesor de
literatura en dos universidades hondureñas, en las que además dirigió dos
compañías de teatro universitario, Teatro de la Escuela Superior del
Profesorado entre 1965 y 1981 y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras,
entre 1989 y 1991. También fue miembro del Consejo de Dirección de varias
revistas de arte y letras, como Alcaraván, Presente, Astrolabio y Galatea.
La obra de Bähr incluye cuentos y
guiones de teatro. Desde 1965 hace parte del elenco estable del Teatro Nacional
y ha actuado en las compañías del Teatro Universitario de Honduras, dirigido
por Francisco Salvador (1978); el Teatro Infantil de Honduras, dirigido por
Mercedes Agurcia; del Teatro Universitario La Merced, dirigido por Rafael
Murillo Selva (1975-1977) y del Teatro Zambra, dirigido por Jacques Borbault
del Theatre Du Soleil, de París como Director invitado (1989).
También ha hecho algunas incursiones en
cine como actor en las películas Utopía o El Cuerpo Disperso y El Mundo al
Revés, una ficción dirigida por Raúl Ruiz (1976); No hay Tierra Sin Dueño,
ficción dirigida por Sami Kafati, (1978); El Viaje de Suyapa, cortometraje de
ficción dirigido por Katia Lara (2007); y como actor en el videoclip La Casa de
La Justicia, de Karla Lara dirigido por Katia Lara (2006).
Su libro El Cuento de la Guerra, le
valió ser galardonado en 1970 con el Premio Nacional de Literatura Martínez
Galindo. El tema central de este libro es el conflicto bélico que se libraron
los ejércitos de Honduras y El Salvador en 1969 (nota 1). Existen traducciones
parciales de éste libro al inglés, francés, alemán, holandés, sueco, tagalo,
entre otros.
ü Fotografía
del Peñasco
Un
fotógrafo se metió en el peñasco para hacer una foto curiosa.
Había
experimentado con tres botellas de cerveza, una sobre el pico de la otra y la
última hacia arriba. Pero indefectiblemente el cristal regaba el suelo antes de
apretar el botón.
También
se había presentado de improviso en el teatro y había sorprendido al divo en el
momento de inseguridad en que estaba más sincero; pero la capa de maquillaje se
le derretía siempre en el cuarto oscuro.
Los
tres jurados de un concurso, después, le salieron con mucosidades en las
barbas, y eso era anti-estético. Los maricas le salían siempre tristes y las
mujeres señalaban siempre, también, en un mapa el río de aceite que no tendrá
jamás un pez. Los niños le gastaron rollos de alambres de púas, que, como
sabemos, se usa para ordeñarle sangre a las vacas.
Los
negros no le dieron nunca un contraste, a pesar de la sangre blanca de arroz
que le transparentaba la nariz y el usted tiene un tesoro de folclor de
inocente indecencia. Por otra parte, el ser amigo de los negros, por cuestión
de un material que le había salido muy pálido, no le servía para encontrar el
tema. Así se quedaban ellos incomprensiblemente furibundos y él pensando en las
paradojas de la amistad.
Los
“gringos” eran un tema apasionante, pero nunca pudo captar —cuestiones de UPI,
AP y Astrología— el momento en que uno de ellos, con la firme creencia de la identidad,
le llamaba teatralmente a otro “hijo de perra”. Además, y esto era la clave del
enigma, el otro respondía invariablemente con una pastilla de chocolate.
El
fotógrafo estaba cada vez más triste, porque sabía que si retrataba a su
pariente iba a salir una declaración en papel sellado en la que se declaraba
una transmisión vergonzosa que tendría que reclamarle a él sabía bien quién.
ü Adolfo
Alemán Gómez.
Escritor,
narrador y periodista hondureño. Formó parte de la “Generación del 50”, que impulsó
a la literatura nacional.
Biográfica
Nació
el 1 de septiembre de 1928 en Tegucigalpa, Honduras. Perteneció a una familia
de poetas y periodistas. Su hermano mayor Vicente Alemán (Claudio Barrera),
Pablo, que ejerció el periodismo en Venezuela y Luis, dedicado a sus letras en
diferentes medios en esta ciudad junto a su esposa Estela de Alemán.
Trayectoria
profesional
Laboró
como redactor para los diarios "Prensa Libre" y "El
Nacional", como también del semanario “La Nación” y de la Revista Surco.
También fue jefe de redacción de la Revista "Tegucigalpa” dirigida por
Alejandro Castro.
Formó
parte de la misma generación de los poetas y escritores de la talla de Oscar
Acosta Zeledón, Pompeyo del Valle, David Moya Posas y Armando
"Chilío" Zelaya, fue otro de los intelectuales hondureños olvidados.Dentro
de la corriente criollista es uno de los importantes narradores hondureños.
Muerte
Falleció
en el año 1970 en Tegucigalpa, Honduras.
Publicaciones
En
1970 publicó su primer libro: Una decena de cuentos. Sus obras más conocidas
"Tinajas de barro" (1957), “El duendecillo y la botella” (1964),
"Tierra Abierta" (1966);, "Arenas movedizas" (1969),
“Cuentos completos” (1996) y "Misión Sur".
ü El Maleficio
La esperó en una esquina, le tapó la boca con sus manos y
la llevó a un monte cercano donde trató de violarla, acto que no pudo consumar
por los gritos de la muchacha. Llegaron los vecinos, quienes capturaron a
Samuel y lo entregaron a las autoridades Honduras
Sucedió en Valle de Ángeles, muy cerca de la ciudad de
Tegucigalpa, en 1968. Ésta es la historia de una joven bonita de aquella
comunidad a la que todos los hombres admiraban, pero había uno en particular
que “le llevaba hambre”.
Se llamaba Sarita y su pretendiente correspondía al
nombre de Samuel. Resulta que Samuel estaba obsesionado con la muchacha, aunque
ella no le hacía caso, le aparecía en todas partes hasta que un día llegó a
sentir miedo terrible cada vez que lo miraba. Una tarde, aquella obsesión de
Samuel lo llevó a cometer un acto de violencia en contra de Sara.
La esperó en una esquina, le tapó la boca con sus manos y
la llevó a un monte cercano donde trató de violarla, acto que no pudo consumar
por los gritos de la muchacha. Llegaron los vecinos, quienes capturaron a
Samuel y lo entregaron a las autoridades.
La indignación fue calmada por los agentes del orden
público y cuando se llevaban a Samuel éste gritó: “Díganle a Sarita que aunque
nunca sea mi mujer va a perder su virginidad con un animal”. Aquellas palabras
causaron risa a los ahí presentes: “No cabe la menor duda de que ese hombre es
un tonto”, “Los golpes que le pegamos lo dejaron más bruto de lo que es”,
opinaron. Finalmente Samuel fue trasladado a la Penitenciaría Central de
Tegucigalpa por la grave acusación que pesaba sobre él.
Edilberto Borjas Guzmán.
Biografía
Narrador, dramaturgo y teatrista hondureño.
Nació en el año en 1950 en San Juan de Flores
(Cantarranas), Honduras . Estudió Letras en la Escuela Superior del Profesorado
"Francisco Morazán" y obtuvo la licenciatura en la Universidad
Pedagógica Nacional de Bogotá, Colombia. También estudió la maestría en
Literatura Centroamericana.
Trayectoria profesional
Ha impartido cursos en la Academia Nacional de Arte Dramático
y ha recibido premios como director teatral, actividades que desempeñó de 1975
a 1978. Como dramaturgo, ha escrito piezas como: "Crisis",
"Cultura y Desorden S. A.", "Ave de mal agüero",
"Frente al televisor" y "Ojo de huracán". Fue coordinador
de la carrera de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH),
es presidente de la Comunidad Hondureña de Teatristas (COMHTE) y fundador de
los festivales de alimentos tradicionales en vías de extinción en Cantarranas y
es catedrático del Departamento de Letras de la UNAH y del Instituto Mixto
Hibueras.
Ocho ediciones ha tenido la colección de cuentos “El
tolupán de la fiar” -centrados en la tradición oral de los indígenas Tolupabes
de las montañas de la Flor y Yoro,de su país- En ellos, dotados de sutil y
tierna imaginación, "recrea los aspectos míticos y construye una obra
literaria personal, es decir, una obra en donde, con la libertad inherente al
artista; introduce elementos de ficción con los cuales crea un microcosmos
autoreflexivo, con valor literario en sí" (Hellen Umaña).
ü El Anillo
Leticia fue creciendo, sus padres eran miembros de la
iglesia evangélica y la habían educado bajo las normas bíblicas. Asistían
periódicamente a su iglesia y la joven daba muestras de su inmenso amor por
Jesucristo.
A las cinco de la mañana comenzó el bullicio en las
calles de Tegucigalpa. Don Francisco Espinoza se despedía de su esposa Doña
Rosita con un cariñoso abrazo: “Cuida mucho a Leticia, ella es el tesoro más
grande que nos ha dado Dios”, le dijo.
La pequeña niña era en verdad un tesoro para aquella
familia adinerada de la capital. Don Chico, como llamaban cariñosamente al jefe
de familia, era un hábil comerciante. Había logrado amasar una fortuna
trabajando honestamente y cuando nació la niña fue todo un acontecimiento
social.
Leticia fue creciendo, sus padres eran miembros de la
iglesia evangélica y la habían educado bajo las normas bíblicas. Asistían
periódicamente a su iglesia y la joven daba muestras de su inmenso amor por
Jesucristo.
Era muy espiritual y sus compañeras de estudios se
burlaban de ella cuando les predicaba, pero finalmente llegaron a respetarla y
a consultarle cuando tenían problemas. “Que el espíritu Santo esté con ustedes
todos los días de su vida”, les decía.
ü El Cadejo
Vení temprano le decía Juan a su padre que por sus largas
borracheras no paraba en su casa ni de día, ni de noche. A lo cual contestaba
este "hijo de Dios en mi casa cuídame tu a mi familia, madre que te
engendró y padre respeto por Dios quiero yo".
Aburrido de estas palabras que a diario escuchaba,
decidió darle un escarmiento, consiguió un cuero negro, varias cadenas de perro
y se escondió a su espera.
Como siempre y de madrugada apareció su padre con
tremenda borrachera, aprovechó Juan y poniéndose el cuero y sonando las cadenas
quiso darle una lección.
"Por asustarme y contradecirme "cadejos"
quedarás y a todos los borrachos del mundo en sus necesidades ayudarás".
Espeluznante y fantástico animal que la gente
supersticiosa lo señala como un enorme perro, de ojos encendidos, de pelo muy
largo y enmarañado, que desde tempranas horas de la noche salía a asustar a las
personas, en especial a los que andaban en malos pasos o niños desobedientes, o
a espantar caballos, gallinas y hacer otras diabluras más.
Según algunos vecinos del pueblo, era lo más tétrico y
pavoroso que le podía haber sucedido a los que hubieran tenido ia mala suerte
de ver a la más terrible de todas esas maléficas criaturas: el
"Cadejos". Al perro negro y encantado que aparecía y desaparecía como
obra de magia, arrastrando enormes e invisibles cadena? que se oían pero que no
se veían, rechinando largos y puntiagudos colmillos y lanzando fuego por la
boca, ojos y orejas. Las personas que tuvieron la mala suerte de verlo solían
decir que era el verdadero Lucifer personificado en forma de perro.
Se cuenta también de que muchos hombres y muy valientes
que se aventuraron a andar a deshoras de la noche, por las calles solitarias de
San Juan del Murciélago de antaño, en más de una ocasión regresaron a sus casas
"jadeando" de la carrera que les pegó el "espanto del
Cadejos", con la vista casi torcida al revés, y además, todos
"mojados" y "untados" por haber visto al maléfico perro
negro.
José Luis Quesada
Biografía
(Olanchito, Yoro, 1948) Poeta y cuentista hondureño, al
que se considera representativo de las nuevas generaciones líricas de su país.
José Luis Quesada
Realizó estudios de Filología en Costa Rica. Fue
finalista del premio centroamericano Juan Ramón Molina en Tegucigalpa y la UNAH
le concedió en 1992 el José Trinidad Reyes en reconocimiento a su obra. Ha
pertenecido a los grupos culturales La Voz Convocada y Tauanka; el primero en
la ciudad de La Ceiba y el segundo en Tegucigalpa.
Gran parte de su producción poética ha sido reproducida
en el libro colectivo La voz convocada (1967) y varias antologías
literarias. En el tratamiento de sus temas revela una sabia utilización de los
recursos formales, desde la exploración en lo cotidiano a las referencias
culturales, desde la indagación existencialista a las respuestas humanas en el
devenir histórico. Para determinados críticos, su poesía se adhiere más a un
tono conversacional que a un lenguaje eminentemente literario.
Entre sus libros de poesía destacan Porque no es
espero nunca más volver (1974), Cuaderno de
testimonios (1981), La vida como una guerra (1982), Sombra
del blanco día (1987) y La memoria posible (1990). Como
cuentista publicó El falso duende (1994).
ü La Sucia
La gente abrió las puertas y José pasó como alma que
lleva el diablo hasta perderse en la oscuridad. Lo encontraron con la mirada
perdida...
LA Ciguanaba es una mujer que sale casi desvestida a la
orilla del río. También se le conoce con el nombre de la Sucia en todo el país.
Esta mujer ha enloquecido durante muchos años a miles de hombres y
especialmente a los enamorados. Hay quien afirma que la Sucia le salió
columpiándose en unos bejucos en lo más espeso de la montaña o que la vieron
corriendo en medio de una milpa. No toda la gente la conoce como Ciguanaba o la
Sucia. También la llaman la Cegua en algunos pueblos del norte del país, como
Trujillo, La Ceiba, Puerto Lempira y Omoa.
La gente que vive a la orilla del mar asegura que la
Cegua se pasea por las playas en las noches de luna en busca de algún
enamorado. La Cegua, decía el Negro Güity, es una mujer de cuerpo bellísimo,
caderas cimbreantes como palo de coco. Su pelo negro, liso y largo brilla
mucho... La vi una vez, señor Montenegro. Ahí por donde ve esas champas pasó la
Cegua. Me entró un miedo que hasta me oriné en los pantalones. Viera qué jodida
me llevé. Por suerte no le vi la cara porque ahí nomás me cago.
Las ánimas es un pueblo pintoresco en la jurisdicción de
Danlí, departamento de El Paraíso.
Por el sitio donde está, da la impresión de que quien le
puso ese nombre sabía lo que estaba diciendo. Hace muchos años, la carretera
era angosta y peligrosa, a tal grado que quienes viajaban por la zona decían
que les parecía estar bajando al mismísimo infierno. José García, vecino de
Tegucigalpa, se dedicaba a la venta de pañuelos, perfumes, ganchos,
prendedores, toallas, cobijas y otros artículos. Recorría todos los pueblos del
país para ganarse la vida de esa forma.
ü La Tentación
En el centro del valle se destacaba la aldea. Desde la
cumbre de un otero, media oculta en el follaje, yo la había adivinado. A la
proximidad del villorrio mi mulo alargó, el paso. Llegué a eso de las cuatro de
la tarde, cuando el mordisco del sol tendía a la clemencia.
Hallábase hospedado en casa de gente cristiana. Dióseme
aposento en la sala de honor, muy blanca de cal y alfombrada de pino fragante.
¡Qué encanto el de estas casitas aldeanas, limpias como ropa lavada y
hospitala-irias como un corazón! Al atardecer, una chica de pies desnudos vino
a mi cuarto. Sonrojóse hasta los ojos bajo el pecado de los míos que la
escudriñaron y me dijo con cantarína voz:
Se le ruega, mi señor, la merienda está esperándole. Fui
tras ella hasta el extremo de un corredor, donde sobre una mesa sin mantel
humeaba el candido yantar.
Al caer la noche, una muchacha robusta y despeinada se
ocupaba de rajar una pesada troza de pino. Yo la ofrecí la fuerza de mi brazo:
—Déjame la tarea, muchacha.
— ¡Ay no, señor, no! Si yo lo puedo hender y hay ya
bastante ocote para la luminaria. Se limpió el sudor de la frente con el dorso
de la mano regordeta y rio agradecida. Pude ver la blanca salud de sus dientes,
y cuando se inclinó a recoger las astillas resinosas, vi también, por el amplio
escote de su camisa almidonada, la rotunda verdad de sus senos.
ü Balas Cruceadas
Junto al camino real que conduce hacia Tierras Coloradas,
la cruz del finado Casio ya sólo asoma los hombros de puro sumergida en un
túmulo de piedras, que crece indefinidamente por obra y gracia de la piedad
cristiana, pues cada quien que pasa por allí se cree obligado a arrojar sobre
el montón un guijarro más, en sufragio al alma del difunto. Y la cruz, con sus
brazos extendidos, da la impresión de un náufrago que está pidiendo auxilio en
medio de aquel mar de soledad.
A Casio lo mató Chombito Vargas, el terror del valle
entero, cuyas víctimas son tantas que ya dan para hacer un cementerio.
El temible desalmado maneja con igual destreza la
pistola, el puñal y el guarizama; y casos ha habido en que, esgrimiendo un
simple caite, dominara por completo a dos o tres adversarios armados de
machete, picándolos después a su sabor.
Porque lo cierto es que si bien él comenzó su carrera
criminal forzado por las circunstancias, ahora mata por gusto, jactándose a
pulmón pleno de cada fechoría.
La gente, por temor, le dice Chombito, nunca Jerónimo o
Chombo a secas; no vaya a ser que en una de esas tome a mal tanta confianza y
¡pum! te manda de una vez donde San Pedro.
Conclusión
• Luego de haber hecho mención de cómo el Modernismo se
fue formando y cuales fueron sus características como corriente literaria,
arribo a un pensamiento bastante positivo acerca del tema, creo yo que fue una
corriente que tuvo, sin duda alguna, de exponente a Rubén Darío, y que si no
fuera por su influencia el "Modernismo" no seria lo que hoy en día
conocemos como un pensamiento totalmente mágico que toma del Romanticismo pero
no entrega nada, ya que las corriente que le continúan poseen una ideología totalmente
nueva y diferente. Asimismo lo que quieren lograr estas corrientes es apartar
totalmente al Modernismo, objetivo que de alguna forma no logran ya que en la
actualidad aun las famosas obras, como por ejemplo las de Rubén Darío,
continúan siendo renombradas y apreciadas por la población en general.
• En Turcios los temas sentimentales no son tratados por
si mismo, es decir no constituyen la razón del trabajo literario. Para Turcios
esos temas solamente representan un motivo que le permite expresar opiniones
respecto a los conflictos del hombre frente al mundo. Hay pues en las obras de
Turcios una carga intelectual de mayor peso que la existente en las obras de
Rubén Darío o en Becquer. Estos y otros autores enfatizan el factor emocional;
sus palabras, extraídas del corazón, van también al corazón: por ello resultan
dulces y tiernos en lo que escriben, pero nada más.
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